«Lo vimos morir y se salvó»

Iniciado por Dikxon, Sábado 03 de Noviembre de 2018. 23:32 horas.

Tema anterior - Siguiente tema

Dikxon

«Lo vimos morir y se salvó»


Llevan más de diez años en Tráfico en Lugo y en su memoria almacenan muchas intervenciones, pero el servicio del pasado 2 de octubre les quedará marcado para siempre. Ese martes, ambos se fueron a casa con una sensación especial. No es para menos, porque esa tarde no pasaron el mal trago de ver cómo un coche fúnebre recogía otro cadáver en el asfalto, sino que abandonaron un hospital tras dejar a un ser humano fuera de peligro.


José Antonio García Resúa (Santiago, 1971) y José Adolfo Fernández Vázquez (A Coruña, 1975), el primero perteneciente al subsector y el segundo al destacamento de Tráfico de Lugo fueron testigos directos de cómo un camionero, residente en León, de 49 años, casado y con hijos, agonizaba en la explanada de una estación de servicio de O Corgo. Circulaba hacia Madrid con su tráiler y empezó a encontrarse mal. Decidió parar en la gasolinera y una vez allí bajó del camión. No pudo llegar al interior de las instalaciones para pedir auxilio. Los motoristas lo encontraron en el suelo.

Eran las 17.50 horas, estaban juntos de servicio, viajaban en moto y acababan de participar en un control de alcoholemia. Circulaban por el kilómetro 485 de la autovía A-6, en sentido Madrid, y a la altura de la gasolinera, un varón, que estaba hablando por teléfono, los paró. «Estaba alertando al 112 de que había un camionero tirado en el suelo de la explanada. Lo encontramos tumbado lateralmente en el suelo y con los ojos cerrados. Cogí el teléfono, me identifiqué ante el médico del 112 y seguimos sus indicaciones. Le corregimos la postura para que se mantuviese en posición lateral de seguridad y evitar su asfixia en caso de que vomitase. Además, le hacíamos preguntas y le pellizcábamos las manos y brazos. Estaba muy mal y le costaba mucho hablar», explica Adolfo, que mientras Resúa atendía al indispuesto, subió a la cabina del camión para coger el permiso de conducir del hombre, una bolsa repleta de medicamentos o la tarjeta sanitaria para que los médicos comprobasen si el convaleciente tenía alguna alergia o enfermedad.

Llega la ambulancia

A los quince minutos, cuando llegó la ambulancia con dos sanitarios, los agentes ya tenían en sus manos toda la documentación de utilidad, entre ella, el número de teléfono de la esposa del camionero. Dado que se trataba de un hombre de aproximadamente 1.80 de alto y corpulento, entre los cuatro lo levantaron y lo introdujeron en la camilla de la ambulancia. Cuando todo parecía estar controlado y los guardias esperaban respuesta sobre el lugar al que iba a ser trasladado, llegó lo peor. «El camionero estaba en la ambulancia y nosotros le estábamos preguntando al sanitario adónde iban a llevarlo. Entonces la técnica salió de la ambulancia pidiendo ayuda. El hombre estaba convulsionando y con ataques epilépticos. Se caía y nos costaba mucho sujetarlo. Adolfo llamó al médico y yo me puse encima de él para que no cayera. Le faltaba oxígeno, convulsionaba y se quedó unos 30 segundos con los ojos medio abiertos y sin vida. Uno de los sanitarios empezó con los masajes de reanimación y logramos que recuperara», recuerda Resúa.

Tras ese sobresalto, los sanitarios llevaron al camionero al PAC de O Corgo y aquí los guardias se dividieron. Mientras Resúa dejó su moto en el área de servicio para acompañar en la ambulancia , Adolfo se quedó en el lugar realizando una última supervisión del camión. «No paraba de vomitar y cuando llegamos al PAC volvió a convulsionar, llegando a arrancarse la vía. Fueron momentos duros y de tensión», indica Resúa. Al poco llegó Adolfo en su moto con la bolsa de medicamentos y la documentación del camionero para dársela al médico.

El hombre fue llevado al HULA y los guardias avisaron a la central para que les enviase una patrulla e ir a buscar la moto del agente que acompañó al hombre en la ambulancia. Ya los dos con su vehículo oficial, acudieron al HULA y le explicaron lo ocurrido al médico del hospital. En ese momento recibieron en el móvil del camionero la llamada de su esposa, a la que pasaron con el médico para que le dijese el diagnóstico. «A la mujer le dijimos que su marido estaba en el hospital, y consciente», explican.

Antes de abandonar el hospital, los guardias bajaron a la uci para ver al hombre. «Lo vimos morir y lo hemos salvado. Nuestra satisfacción fue acabar el servicio y saber que ese hombre quedaba en buenas manos», concluyen estos dos guardias.

Fuente.-https://www.lavozdegalicia.es/noticia/lugo/lugo/2018/11/03/vimos-morir-salvo/0003_201811G3P7992.htm
Tened cuidado ahí fuera, os quiero a todos de vuelta...